De las más de 95 mil hectáreas quemadas en ocho días
de incendios en las Sierras, unas 61 mil correspondieron el valle de
Calamuchita, según el primer relevamiento satelital. De ellas, 11.200
hectáreas correspondieron a forestaciones implantadas de pinares, según
concluyó la Cámara de la Madera de Córdoba. A casi mil pinos por
hectárea, la pérdida en sólo ocho días fue de unos 10 millones de
árboles, según esa entidad.
Otro millón de pinos habían sido derribados
por dos fuertes vendavales que azotaron esa región en octubre y
noviembre pasados. La mitad de lo caído no fue levantado y terminó
siendo combustible que agravó la furia del fuego.
Ayer, la Cámara de la Madera, que agrupa a
forestadores y aserraderos de Córdoba, salió a defender la actividad
forestal en las Sierras y cuestionó a la Provincia por no controlar ni
prevenir el riesgo de fuego que implicaban las forestaciones caídas o
mal mantenidas.
Según Carlos Morales, integrante de esa
organización empresarial, en 2005 un censo relevó 19 mil hectáreas con
pinos, desde Alpa Corral hasta San Clemente. Ambos extremos están fuera
del departamento Calamuchita. Alguna vez, hubo más de 30 mil hectáreas
con pinares en toda esa región.
Ahora, 11.200 se quemaron y se suman a las más de
dos mil que representan las pérdidas por las tormentas de 2012.
Mientras, la extracción con fines industriales, desde hace años, es
mayor que la implantación.
En el sector, estiman que quedan entre ocho
mil y 11 mil hectáreas de pinares en pie
"Al ritmo actual, quedan pocos años de
industria forestal en Córdoba. Si se estira, es porque se empieza a
extraer mucho menos desde ahora, lo que significaría menos trabajo”,
resumió Morales.
Reproches
La Cámara de la Madera de Córdoba, en un comunicado,
reprochó que “no se debe distorsionar la realidad para justificar otras
falencias”. Y precisó: “En Calamuchita se quemaron 60 mil hectáreas y
menos del 20 por ciento está ocupado por plantaciones de pino (11 mil).
¿Cómo atribuirle entonces la responsabilidad absoluta a esta actividad,
sin ni siquiera haber determinado las causas de tantos
incendios?”.
A los forestadores se les cuestionó que gran
parte de los pinares caídos en 2012 no fuera levantado. Eso complicó el
control del fuego. En su comunicado, replicaron que “ha sido inquietud
del sector forestal esa situación” y advirtieron del riesgo a
autoridades provinciales. Para la Cámara, el Estado no controló que se
hiciera la limpieza adecuada.
A este diario, Carlos Morales respondió: “Sin
duda que la madera caída agravó el fuego. Pero faltó prevención. Se
gastó mucho en apagar el fuego y poco en prevenirlo. Sin duda que hay
forestadores que no limpiaron, pero nosotros no somos autoridad de
control, no podemos exigirle al vecino que limpie. Es el Estado el que
debe exigirlo”.
Del millón de troncos caídos, se retiró sólo
el 50 o 60 por ciento. “Sí, fue lo que los aserraderos de la región
usaron todos esos meses. Pero se cayó más de lo que la demanda regional
usa”, acotó Morales.
La Cámara de la Madera precisó en tanto que
“el pasado 8 de marzo solicitó a la Dirección Provincial de Manejo del
Fuego” información sobre la recaudación del “impuesto al fuego” y el
modo en que se distribuye, además de cuál era “el plan de inspección de
establecimientos forestales productivos” y el de prevención de
incendios en ese rubro. También recordó haber reclamado en el mismo
escrito la reparación de caminos serranos y relevamientos sobre el
estado de forestaciones. “Sobre ninguno de estos puntos se tuvo
respuestas”, aseguraron.
La entidad anticipó que pedirá audiencias al
Gobierno de Córdoba para plantear sus inquietudes y debatir los caminos
a seguir.
Voz oficial
Desde el Gobierno provincial, antes del
pronunciamiento del sector ligado a la industria de la madera, el ministro
de Agua, Ambiente y Energía, Manuel Calvo, dijo a este diario que no
hay en análisis ninguna medida que impida las forestaciones con pinos
en el futuro. “La actividad forestal es un tema, en realidad, del
Ministerio de Agricultura”, acotó.
Para Calvo, “echarle la culpa de los incendios
a una especie no parece atinado” y opinó que “la causa fue el clima
extremo, no los pinos”.
Recordó que su cartera ya puso en marcha un
plan para entregar 200 mil árboles autóctonos, producidos por los
viveros provinciales, a dueños de campos serranos quemados. Pero no se
trata de especies para reemplazar forestaciones industriales, sino para
mitigar las de bosque nativo afectado.
De todos modos, 200 mil es un número muy menor
respecto de los árboles quemados en toda la provincia.
Sobre si la Provincia tenía alguna autocrítica
por la falta de control de pinares mal mantenidos por sus dueños, el
ministro señaló que “se trata de campos particulares”, y tras apuntar
que “el esfuerzo está enfocado en aportar soluciones y no polemizar”,
marcó que “desde los vendavales que voltearon tantos pinos, la
Provincia entregó en Calamuchita guías para autorizar el transporte de
16.500 toneladas de troncos, que representan unos 2.100 camiones”.
Antes y después de los incendios, a la vista
resultaba evidente que hubo numerosas forestaciones en las que los
pinos caídos seguían en el suelo, sumando carga de fuego.
La Voz del Interior
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