Cuatro
de los estadios del Mundial de Brasil están iluminados con energía solar y
el cuidado del medio ambiente se reflejó en las remodelaciones y sistemas
de reciclaje y cuidadosa recolección de los residuos.
El
estadio Mineirao, en Belo Horizonte, en el sudeste, inaugurado en 1965, con
capacidad para un poco más de 62.000 espectadores, cuenta con un techo de
energía solar con capacidad de 1,4 megavatios. La energía producida, además
de iluminar el estadio, va a la red eléctrica local y satisface las
necesidades de unos 900 hogares anualmente.
El
estadio Mane Garrincha, en Brasilia, con capacidad para 70 mil
espectadores, tiene un sistema fotovoltaico de 2,5 megavatios, que incluye
un sistema que recoge el agua de lluvia y la reutiliza, y un sistema de
iluminación por LED. Su techo de plástico transparente de alta tecnología,
absorbe y descompone la contaminación del aire, reduce el calor interno y
el evita el uso de aire acondicionado u otro tipo de ventilación
artificial.
El
estadio Pernambuco Itaipava tiene regulaciones de sustentabilidad ambiental
que permiten la captación de energía solar y agua de lluvia. Tiene
ventilación natural y gestión de residuos sólidos.
El
estadio Maracaná en Río de Janeiro posee un nuevo techo que capta el agua
de lluvia para su reutilización. El techo tiene 1.500 paneles solares y su
cubierta hecha con materiales plásticos de alta calidad, es innovadora y
amigable con el medio ambiente. El Maracaná tiene 6.773 sillas fabricadas
con botellas plásticas que los brasileños depositaron en puestos de
reciclaje de Coca Cola.
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